sábado, 23 de agosto de 2014

GLORIA, MÁS ALLÁ DEL RESULTADO

..:: Largaron ::..

Las 84 Horas llegaban a su fin. El Torino N° 3 completaba la aventura, era el auto más rendidor, y solamente no ganó por un descuento inevitable de vueltas penalizadas, sólo por eso. 

Las últimas 24 horas en Nürburgring fueron una sucesión de hechos inesperados. El cansancio de los pilotos y las máquinas comenzaba a cobrar alto precio y el resultado seguía siendo un acertijo difícil de desentrañar.
Se mueve el clasificador.

El andar de los sobrevivientes era monótono, pero durante tres horas se produjeron situaciones que alteraron el resultado final de la Maratón de la Ruta. El Mazda N° 29 que marchaba en cuarto lugar, ganaba un puesto al detenerse brevemente el Lancia tantas veces mencionado, luego del abandono del otro auto italiano que comandaban Munari-Pinto-Maglioli.

El Torino N° 3, en manos del azuleño Franco, estaba segundo a 5 vueltas del Capri todavía líder; pero alrededor de las 4 de la tarde, el auto puntero comenzó a retrasarse con sucesivas paradas a reabastecerse de agua. El diagnóstico era inexorable, la tapa de cilindros estaba quemada y el abandono era una sentencia a corto plazo con Plot al volante, nada se pudo hacer para remediar el problema y el gallardo N° 7 quedaba fuera de carrera restando 19 horas.
Una solución mágica e inteligente.

El Lancia N° 38, por su parte, venía con el caño de escape roto, y si se detenía podía perder la chance de una victoria final; entonces el equipo encontró la forma de arreglar el problema y no penalizar.
El propio piloto, Tony Fall, realizó el arreglo en tres paradas sucesivas, perdiendo sólo una vuelta al entrar a boxes y recibir el tramo final del tubo y el silenciador, allí encontró la solución y la victoria.
El resto en problemas.

Casi al mismo tiempo, nuestro Torino ingresó por un problema similar, el caño de escape dañado se había vuelto ruidoso por demás -los decibeles eran motivo de penalización- y el cambio demandó 10 minutos perdidos y el descenso al sexto puesto.

Llegaba la medianoche y el final de la carrera. El Lancia no se detuvo nunca más, en segundo lugar se colocaba el BMW de Hennerici-Secker-Deger, tercero era el increíble Triumph TR5 de Barbara- Carpentier- Duvauchel, sin penalizaciones a lo largo de las 84 horas de carrera, cuarto era el Mazda 29 de De Fierlant-Enever-Bertichamps, y quinto el único Porsche 911 con vida por delante del Torino, a 13 giros del puntero.

La meta era llegar.
Durante la última noche, el Torino recuperó un puesto al desplazar al Porsche, y el Mazda comenzó a fallar en uno de los rotores del motor Wankel, bajando su performance, lo que permitió volver al cuarto puesto general.

La mañana despuntaba sobre Nürburgring, el esfuerzo realizado obligaba a cuidar la castigada salud mecánica de los autos y la mayoría levantó el pie del acelerador.

El Torino de "Larry"-Copelio-Franco venía a una vuelta del Triumph, pero no tenía sentido intentar la caza del auto inglés a riesgo de perderlo todo. En la punta, el Lancia fallaba algo, además de una pérdida de aceite, pero igualmente no corría peligro de abandono, estaba todo definido.
La cuadriculada se hace presente.

Cuando se cumplían las 13 (hora alemana), apareció la ansiada bandera cuadros y los 19 equipos sobrevivientes comenzaron a llegar.

A los 6 minutos apareció el Torino N° 3 conducido por Oscar Mauricio "Cacho" Franco para cumplir con la misión y coronarse de gloria para siempre después de 84 horas de competencia y 334 vueltas completadas, el máximo logrado entre los participantes, solamente las penalizaciones le restaron al resultado final y el saldo fueron 315 vueltas efectivas y un honroso cuarto lugar.

En la carrera más larga del mundo, "La Marathon de la Route", un Torino 380 W, totalmente construido, preparado, atendido, y conducido por manos argentinas, había entrado para siempre en la historia más grande de nuestro automovilismo.
Gracias Misión Argentina, a 45 años de una hazaña inigualable, y que merece ser contada una y mil veces más.