La carrera de TC en Rafaela no terminó cuando la bandera a cuadros cayó sobre la trompa de la Chevy de Matías Rossi. Una vez concluida la actividad en pista, las miradas se posaron en la revisión técnica de los autos que conformaron el podio y en esa requisa se produjo la polémica.
Los rumores que circularon en torno al motor del auto del "Misil" fueron que la medición de la compresión en dos de los cilindros no habían dado 9.2, el promedio estipulado por el Departamento Técnico. Debido a esta irregularidad, los Comisarios Técnicos llamaron a los motoristas Oscar Castellano (Jonatan Castellano), Jhonny Laboritto (Guillermo Ortelli) y Fabio Martínez (Rossi) para que presenciaran la segunda prueba.
Previo a controlar la compresión, los Comisarios Técnicos le hicieron pasar combustible a la tapa de cilindros y a la cámara de combustión. Luego de eso, la medición de los dos cilindros ya inspeccionados más los cuatro restantes arrojaron el resultado correcto.
Sin embargo, Castellano y Laboritto impugnaron la prueba, por lo que se hizo una tercera. Para esta, el Donto Racing, el equipo de Rossi, enfrió la planta impulsora con agua. Tras bajarle la temperatura, se corroboró que el promedio de los 6 cilindros dio el permitido por el reglamento.
Según se pudo saber, las dos mediciones iniciiales dieron: dos cilindros con 9.3, uno con 9.1 y los dos restantes con 9.2. En tanto, en el intento final, los resultaron fueron: cinco cilindros con 9.2 y el restante con 9.1. Con esta comprobación quedó confirmada la victoria de Matías Rossi en Rafaela.
