lunes, 4 de agosto de 2014

FANGIO, QUINTUPLE CAMPEON DE F1...

El 4 de agosto de 1957, en el circuito de Nürburgring se disputa el Gran Premio de Fórmula 1 de Alemania de aquel año. Juan Manuel Fangio ostenta la pole position en una carrera que se convertirá en parte de la historia del Gran Circo, considerada por muchos la mejor de la historia en cuanto a la conducción al límite de un piloto.

El "Chueco" estaba luchando por conseguir su quinto Campeonato del Mundo de F1, y aunque él no lo sabía, iba a disputar su mejor carrera, una tras la cual afirmó que jamás volvería a conducir "así de rápido".

En 1957, Fangio competía a bordo de un Maserati 250F. Había logrado ya cuatro campeonatos del mundo de Fórmula 1, dos con Ferrari y dos con Mercedes. La temporada anterior había corrido para la escudería del cavallino rampante, pero a pesar de lograr el título, su relación con Enzo Ferrari no era precisamente cordial.

Así que en un movimiento valiente, el bravo piloto argentino decidió cambiar de equipo y regresar a la escudería Maserati, donde había corrido ya en 1954 a bordo del mismo 250F que usaría en el 57. El coche era rápido pero tal vez no igual de competitivo que los Ferrari.

Tras vencer los tres grandes premios iniciales de la temporada, Fangio se disponía a competir en Nurbürgring, la prueba más complicada del año. Su Maserati utilizaba unos pegajosos neumáticos Pirelli, que sufrían mucho desgaste pero que facilitaban un buen paso por curva. En cambio, Ferrari utilizaba unas cubiertas de la casa Englebert, mas duras de compuesto. Las ruedas de Ferrari aguantaban toda la carrera, en cambio, Fangio sabía de antemano que tendría que parar a cambiarlas si quería acabar la carrera.
Fangio era consciente que iba a ser difícil vencer si no era capaz de compensar el tiempo de la parada en boxes rodando más rápido que sus rivales en el vuelta a vuelta. Por lo pronto, logra la pole position con un tiempo de 9:25,6 a una velocidad media de 145,2 km/h. Le siguen por detrás los Ferraris de Hawthorn y Collins.

Comienza la carrera, y en las primeras curvas Fangio deja a la dupla de Ferrari dominar la carrera, mientras conserva gomas y mecánica. Sabiendo que necesitaba de alrededor de unos 30 segundos de renta antes de detenerse, el argentino no tarda en pasar a ambos rivales y comenzar a girar a un ritmo frenético alrededor del anillo alemán.

En 11 vueltas (la carrera era a 22) Fangio logró batir 6 veces el record de la vuelta rápida del circuito, logrando una renta de 29 segundos sobre sus perseguidores, y cumpliendo con lo necesario que decían las matemáticas para poder optar a vencer el Gran Premio.

Fangio se detenía a cambiar gomas y repostar, pero sus mecánicos, nerviosos y no tan habituados como ahora a estas maniobras, retenían al piloto durante un minuto y dieciocho largos segundos en boxes, viendo cómo le adelantaban los dos Ferrari.

Fangio salía como un disparo, pero a más de 50 segundos por detrás de los dos de cabeza, y con tan solo 10 vueltas por disputar. Juan Manuel no estaba dispuesto a arrojar la toalla, y no sabemos si en un ataque de insensatez o de osadía, se planteaba recortar tiempo a toda costa.

Dice la leyenda que en la curva abierta situada al final de la recta principal, Fangio y los demás pilotos pasaban a unos 240 km/h, ya que además había un cambio de rasante acusado y los coches se aligeraban mucho. El argentino probó a pasar pie a fondo por allí, despegando el coche del suelo, cual avión, y aterrizando entre polvo y chispas rozando el borde de la pista, pero dentro de "lo negro".

Instantáneamente ya tenía una manera de conseguir un recorte de 2 segundos por vuelta. El record del circuito empezaba a caer de nuevo, hasta dejarlo en 9:17,4, esto es, ¡8 segundos más rápido que su propia pole position!. Recortaba más de 5 segundos por cada giro, la gente gritaba a su paso: estaban siendo espectadores de lujo de una carrera histórica.

El jefe de equipo del argentino le informaba de que solo tenía un piloto por delante de él, lo cual le animaba a luchar y arriesgar, aunque descubría a medida que iba batiendo el record vuelta a vuelta que lo que tenía delante suyo eran "dos puntos rojos", Collins y Hawthorn. Fangio daba caza al Ferrari de Collins y lo adelantaba sin dudarlo un segundo.

El Maserati se acercaba entonces a la cola del Ferrari de Hawthorn, y en una curva a izquierdas, a falta de tan solo dos giros para el final, Fangio le metía el morro de su 250F al piloto inglés, que tenía que quitarse a un lado para evitar el accidente. Después de la carrera, Hawthorn excusaría su movimiento alegando que si no se apartaba Fangio le hubiera embestido.

Ya estaba hecho. Fangio lo había conseguido, y sonriente cruzaba la línea de meta. Una gesta que al final de temporada se vería además recompensada con el quinto y último título del genial piloto argentino.

Fangio afirmó posteriormente que no volvería a correr como en esa carrera, haciendo ver que había ido más allá de los límites de la razón, conduciendo arriesgando mucho más de lo que solía hacerlo.

Tenemos que considerar que de entonces un accidente podía ser fatal, ya que no había las medidas de seguridad actuales, y los recursos médicos tampoco eran para tirar cohetes. El argentino decidía además retirarse de las carreras, pero había escrito ya una página de la historia, algo imborrable, algo que trascendería más incluso que sus propios cinco títulos.

Era una época donde el valor del piloto también daba segundos por vuelta, y donde la relación hombre máquina no tenía nada que ver con la actual. Valga este artículo como un reconocimiento al genial "Chueco" y a su exitosa y única carrera.