La quinta etapa del Dakar demostró la exigencia de una de las competencias más difíciles del mundo. La preocupación en el campamento permaneció toda la noche. Es que los pilotos que debían atravesar por el desierto de Atacama tardaron en arribar. Esperaron hasta altas horas de la noche el arribo de sus competidores, que lucharon contra la oscuridad y el frío.
Por parte de la Legión Argentina, Juan Manuel Silva pasó la noche en la gran montaña de arena de Iquique, frente al mar Es que el chaqueño no alcanzó a terminar la quinta etapa y decidió avisar al equipo que descansaría allí para llegar más rápidamente por la mañana, con luz natural.
La especial de ayer constaba de 450 kilómetros donde los guadales del desierto de Atacama se convertían en una trampa que sorprende sin aviso y atrapa por horas a quien cae en su profundidad.
No tan diferente fue la situación de Emiliano Spataro que se enfrentó solo, en medio de la oscuridad, y llegó casi a las 2 de la mañana. Sólo le dio la orden a su equipo de reparar el Buggy y se fue a dormir porque debía partir esta mañana a las 10.45, hacia Arica.
