martes, 13 de enero de 2015

EL DIA QUE LOLE LLORO


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Por Marcelo Mercado

¿Ya pasaron 35 años?.

Parece increíble pero es así. El tiempo pasa para todo y para todos y aquel 13 de enero (justo 13) de 1980 las 80.000 almas que estaban en el autódromo de Buenos Aires presenciando la clásica, por entonces fecha de Argentina para la Fórmula 1, se quedaron atónitos.

Es que las esperanzas de un posible triunfo de Carlos Reutemann, estaba latente, máxime en Bs. As., dónde Lole se sentía patrón de estancia. El Williams FW07 abría un camino de esperanza para el santafesino que venía decepcionado luego de su paso por el equipo Lotus y su discutida partida frenada por un leonino contrato de Colin Chapman.

Indudablemente la propuesta del equipo de Frank Williams le interesó, además el auto venía de ser uno de los más ganadores de la temporada anterior, o sea la de 1979.

Lole con sus jóvenes 38 años arrancó la actividad el jueves 10 quedando 5°, el viernes no giró por un problema eléctrico y el sábado quedó 10° en clasificación en una pista demasiado abrasiva para su nuevo auto. El mejor había sido su compañero de equipo, Alan Jones que escogió el chasis viejo.

El Domingo en las pruebas libres, Lole casi empató el tiempo de clasificación del australiano, pero con un auto puesto a punto para correr.

La carrera fue otra historia. Reutemann largó como los dioses y antes de completar la primera vuelta ya estaba 5°. Ganó 4 posiciones antes del ciervo y aniquiló al Ligier de Didier Pironi antes de los mixtos.

A la otra vuelta su victima fue Mario Andretti, fiel al Lotus, para quedar 4° y asechando al Brabham de Nelson Piquet.

En la novena vuelta del Gran Prix de la República Argentina de 1980, Reutemann intentó pasarlo en Ascari al brasileño, pero este no le dejó el hueco y el argentino puso su Williams en el pasto y como consecuencia, el césped recién cortado se pegó en sus radiadores.

En las vueltas subsiguientes su auto levantó temperatura y debió ingresar a los boxes para limpiar los pontones.

La carrera continuó y Carlos Alberto Reutemann no pudo completar otra vuelta ya que el motor siguió caliente y se rompió pasando Ascari.

Así se esfumaban muy rápidamente las aspiraciones del piloto Argentino por conseguir el triunfo en su tierra.

Lole se bajó del auto, lo miró y se sentó en el piso junto al neumático trasero derecho.

A partir de ese momento y por quince minutos lloró desconsoladamente. Aunque muchos se le acercaron para consolarlo, él solo aceptó un simpático sombrerito para soportar los casi 40° de temperatura que caían como plomo sobre su cabeza.

Lole sabía que se había escapado una de sus últimas chances de ganar en Buenos. Aires.

Su amargura fue tal, que hoy a 35 años de aquella competencia muchos recordamos al frío piloto, que un día se quebró ante tanta impotencia. Los grandes también lloran, y Carlos sin dudas fue uno de ellos.