Michael Schumacher cumple hoy 43 años, y volverá a ser en 2012 el piloto más veterano en la grilla de la Fórmula 1.
Los siete títulos mundiales que cosechó y su talento están fuera de toda duda, pero no así el rendimiento que ha tenido en los dos últimos años, en los que no ha sumado un solo podio, y fue superado por su compañero de equipo Nico Rosberg. "El año pasado pensé que podría estar en el podio al menos un par de veces. Tenemos que trabajar duro para mejorar el rendimiento, pero no tenemos miedo de eso. En la F1 no hay varitas mágicas", dice a modo de resumen de la temporada en una reciente entrevista.
El piloto alemán, proclamado recientemente por su propio equipo como el que más adelantamientos realizó en pista en 2011 con 116, es consciente de las dificultades que ha atravesado en su regreso e incluso proclama que se sigue adaptando a una F1 que no es la misma que dejó en sus años dorados. "Antes iba a la carrera del fin de semana sabiendo lo que podría suceder. Sin embargo, ahora los test los tenemos los viernes, y todavía sigo familiarizándome con este sistema. Algunos me han preguntado si mi estado de ánimo ha cambiado. Sería bueno si este tipo de gente dejase de hacer sus conjeturas sin saber cuál es el verdadero motivo", afirma un tanto cansado de que se cuestione su motivación respecto a su época de Ferrari.
Los neumáticos Pirelli han sido otro de sus puntos débiles, Michael lo reconoce lamentando de nuevo la falta de test que hay durante el año en la F1. "En el pasado hicimos un montón de pruebas. No sucede lo mismo hoy en día, y es por lo que he tenido algunos problemas con los neumáticos. No he aprendido a interpretar su funcionamiento correctamente", asegura.
