En medio de algunas versiones alentadoras sobre la
salud de Michael Schumacher, que recientemente fue trasladado a su casa
en Suiza; exdelegado médico de la Federación Internacional de
Automovilismo (FIA), Gary Harstein, se mostro bastante pesimista al
respecto.
Hartstein cree el tiempo corre en
contra del heptcampeón de Fórmula 1. “A medida que pasa el tiempo se
hace menos probable que Schumacher pueda presentar una evolución
significativa”, explicó y se mostró escéptico sobre algunas
informaciones al respecto: “Se nos dice en tono casi triunfal que
Michael ya no está en coma. Pero eso no es nuevo, creo que es una forma
cínica de utilizar el lenguaje, para hacer que parezca verdad algo que
seguramente sea falso”.
Y argumenta sus razones
para defender esta postura: “Si Michael tuviera el más mínimo estado de
conciencia ya habrían comunicado que tenía problemas de expresión y que
estaban intentando mejorar, lo mismo que si estuviera aprendiendo a
caminar, leer o escribir de nuevo”. Su experiencia médica es la que le
lleva a ser tan cauto al respecto: “La esperanza de vida de un paciente
que no presenta una evolución neurológica va de meses a unos pocos
años”. Por este motivo, Hartstein cree que el mundo debe de estar
preparado para lo que califica como “una larga despedida a la mayor
estrella del automovilismo”.
En
esta misma información, el rotativo británico estima en 127.000 euros
semanales el dinero que la familia de Schumacher está dedicando en el
tratamiento con el que persiguen su recuperación. Una cantidad que se
emplea en los quince especialistas que trabajan con el expiloto en una
clínica que han construido en su casa de Suiza, con los más avanzados
equipos médicos. Son fisioterapeutas que intentan conserva la masa
muscular del paciente, nutricionistas que cuidan de su alimentación y,
por supuesto, neurólogos que monitorizan constantemente su estado.
Esfuerzos todos que, de momento, parecen no dar los resultados
perseguidos.