A Rossi le queda un pequeño paso para consagrarse. Ganó la segunda serie y Ledesma debió abandonar con el motor herido así es casi campeo...
La atracción de la mañana se planteaba en la segunda
serie. Acá los candidatos se miraban a los ojos. Se tanteaban para saber
que podía pasar en el futuro inmediato.
Pero el destino es el destino y siempre hay algo más. Siempre algo pasa y nunca se puede cerrar la puerta de nada.
Luego
de la largada el pelotón llegaba al curvón Salotto con Christian
Ledesma liderando el inicio de la carrera cuando el humo celeste
mostraba la herida del impulsor del marplatense dejando trunca todas las
posibilidades posibles de estirar la definición hasta la competencia
final.
El impulsor de Fernando Gracia no
aguantaba más allá de la mitad de circuito y prácticamente cerraba todas
las chances del marplatense. La contracara de esta situación era Matías
Rossi que ganaba la serie.
Con el correr de las
vueltas se hizo presente la lluvia y empezó a complicar el andar de los
autos. En el ingreso a la recta principal Silva aprovecha el desliz de
Rossi y obtiene la primera posición.
La lluvia
se hizo torrencial faltando poco para el final de la batería y eso
complico definitivamente todos los planes. En el ingreso de la última
vuelta Silva y Rossi daban el espectáculo. Prevalecía Rossi en esta
cerrada lucha que solo hacia delirar y sufrir a la gente.
La
final de la batería tenía que ser así, electrizante. Porque Silva fue a
buscar el triunfo y al salir a la recta el Ford se puso de costado y
lamentablemente perdió adherencia y así Rossi logró quedarse con la
serie quedando segundo Martín Serrano y en tercer lugar finalizó Juan
Manuel Silva.
La suerte acompaña y en la mañana
de este domingo acompañó a Rossi que en la vuelta de honor sufrió un
despiste en el ingreso a Salotto. Cosas del destino, como dice la gente
en la tribuna.