Al final la historia concluyó como debía terminar. Con
ese final feliz que todo un país esperaba y contenía desde hace muchos
años. Nuevamente la bandera argentina se elevó por encima de todas y
marcó la historia. Es que después de tantas idas y vueltas el cordobés
José María López alcanza el título de Campeón Mundial. Fue de la mano
del equipo oficial Citroën y dentro del WTCC. Y como si eso fuera poco
la consagración llego en un escenario que en la historia consagra a los
mejores, Suzuka.
Parce que estas historias se
escriben así. Desde la época del mismísimo Ayrton Senna que un
sudamericano no se consagraba campeón mundial, con esta envergadura y
desde el año 1957 que un argentino no llegaba a tocar el cielo con las
manos. Aquella vez fue Juan Manuel Fangio.
La
historia contará que el argentino había logrado la pole para la primera
competencia y al momento de largar, "Pechito" ya imponía condiciones
logrando mantenerse adelante de Yvan Muller que largaba en la segunda
colocación.
Los primeros metros los encontró a
los compañeros de equipo luchando el liderazgo. Pero el correr de las
vueltas empezaron a mostrar las diferencias a favor del argentino y así
poco a poco la distancia entre López y Muller era cada vez mas grande.
La
definición llegó a mitad de competencia. La vuelta número siete quedará
en el recuerdo con la imagen del Citroën de Muller perdiendo terreno
por la rotura de un neumático sellando la consagración del cordobés como
nuevo monarca de la categoría.
Desde ese
momento todo fue cuestión de esperar la bandera a cuadros. López
inmutable se mantuvo frio para seguir corriendo una carrera histórica
para él. Todavía faltaba la segunda mitad de competencia y Pechito se
mantenía con la frialdad que le conocemos.
Las
vueltas pasaron y la diferencia, ahora con Valente era cada vez mayor
mientras detrás del piloto del Chevrolet Cruze la pelea se plateaba
entre Loeb y Chilton buscando el dueño del tercer escalón del podio que
al final quedó en manos del francés múltiple campeón del WRC.
La
bandera a cuadros se elevó esperando la llegada del Citroën C-Elysee
número 37 con la bandera argentina junto al nombre de José María López
consagrándolo Campeón Mundial del WTCC y en Suzuka. El objetivo se
cumplió, el sueño se hizo realidad y un país fierrero soltó el grito de
campeón tan contenido por años.
"Es
increíble el momento que estoy viviendo. Mi familia siempre me apoyó y
Citroën confió en mí y me consagre justo en el circuito donde mi ídolo,
Senna fue campeón y ahora me toca a mí. Quiero agradecerle a mi país que
tanto me acompaño en esta carrera" aseguró Pechito López que
corría de un lado a otro por tener que subirse nuevamente a su auto para
correr la segunda competencia.