En los 80 se intentaba en vano finalizar el Dakar con
un Escarabajo. Ahora, Stéphane Henrard regresa al Dakar tras una larga
ausencia y está dispuesto a encarar de nuevo el reto con un arma
secreta: el DunBee.
Aunque en el cine el
Escarabajo corría aventuras en México, en la vida real Henrard decidió
que este singular vehículo parta de Buenos Aires con la intención de
completar la dificil competencia y volver a la capital nacional luego de
pasar por Córdoba, Copiapó, Iquique o Uyuni.
Tras
la puesta a punto en los talleres del preparador belga, el Escarabajo
recibió el nombre de guerra de DunBee, contracción proveniente de las
palabras Dunes (dunas) y de Beetle (escarabajo).
Y
en este retorno de Henrard, el desafío técnico es de tal calibre que de
nada servía meterle prisa para que presentara su nueva joya en el
Dakar: “El DunBee se ha estrenado en la Africa Race, porque no resultaba
apto para el Dakar sudamericano los primeros años. Ahora, el vehículo
ha madurado y también ha evolucionado el recorrido. Es un buggy con algo
de experiencia, lo que ofrece una serie de garantías en cuanto al
rendimiento y la fiabilidad. Además, ahora se tendrá que enfrentar a los
mejores del mundo en todoterreno”.
Stéphane
Henrard, que figuró en tres ocasiones en el Top 10, suele aspirar
siempre a figurar entre los mejores. Sin embargo, en esta ocasión su
objetivo principal es mostrar el potencial de un buggy accesible, capaz
de abrirse un hueco en el Dakar: “¡Lo primero es terminar la carrera! Sé
que este coche pequeño y simpático tiene un buen rendimiento, pero hay
otros cincuenta coches capaces de obtener los mismos resultados. Sin
embargo, tengo la impresión de que cualquiera se sentiría orgulloso al
volante del DunBee… Nada más verlo, a uno le entran ganas de
conducirlo”.