Los vehículos del Dakar llegaron a Argentina para la sexta edición de la prueba en Sudamérica.
A
finales de noviembre, en el Havre, Francia, los pilotos tenían una
importante cita señalada en su calendario: embarcar sus vehículos. Desde
este día, marcado para muchos por la precipitación, las motos, quads,
coches y camiones han vivido una suerte mucho más tranquila en alta mar
gracias a la destreza de la tripulación del Grande Roma y de dos
compañeros del Dakar, Luc y Simon, convertidos en marinos improvisados
para la ocasión.
El mar, calmo como una balsa,
ha permitido que se respetara de principio a fin la hoja de ruta
prevista: de esta forma, el carguero llegaba al puerto de Campana, a 80
km de Buenos Aires, la madrugada del domingo al lunes.
Acto
seguido, las operaciones de desembarque mantenían ocupados a una
treintena de estibadores, que han trabajado codo con codo con 23
integrantes de los equipos del rally en una larguísima jornada de
pequeñas reparaciones y todo un rompecabezas de aparcamiento.
Jean-Marc,
encargado de supervisar las operaciones en el muelle, relata los
contratiempos vividos durante la jornada: “Tras tres semanas de travesía
marítima, algunos vehículos se quedan sin batería o llegan con los
neumáticos desinflados. Este año, estos han sido los problemas más
comunes y el principal obstáculo al desembarque de los vehículos. Pese a
mostrarnos muy activos, lo cierto es que la operación nos ha llevado
más tiempo de lo habitual. Además de los vehículos de competición,
había camiones y coches de asistencia, de la organización y de prensa,
lo cual implica que en total teníamos que desembarcar 700 vehículos. ¡Al
final, hemos cerrado el parque de estacionamiento a las 3.00 h de la
madrugada!”.
Durante
una semana, los vehículos serán vigilados de forma permanente por los
servicios de seguridad del puerto, así como tres miembros de la
organización del Dakar. Los pilotos, por su parte, están llamados a
filas a partir del próximo 31 de diciembre.