..:: Carburando On-Line ::..
Llovía en Interlagos, los nervios atenazaban a todos, Christian Horner
con el pie moviéndose arriba y abajo y a su lado un tipo tranquilo.
Adrian Newey, mientras Sebastian Vettel luchaba en la pista, en el muro
con una foto a tamaño gigante de la parte trasera del Red Bull del
alemán y los daños que le había causado el choque con Bruno Senna. Así
se trabaja en un equipo ganador.
En un día con lluvia esa pérdida fue menor, pero a pesar de todo le pudo
costar el abandono y el título.
Newey lo salvó, pese al susto inicial:
"Para ser honesto, después de la primera vuelta pensé: 'probablemente se
ha acabado todo'. Sebastian llamó por radio al pensar que no iba a ser
capaz de ponerse en marcha. Después fotografiamos el coche y vimos todo
el daño de la carrocería y un golpe enorme en el sistema de escape".
Tras analizar la situación, llegó la decisión sobre qué hacer: "En la
primera parada ajustamos el alerón delantero, pero teníamos pérdida de
carga aerodinámica y nada podíamos hacer con eso. La preocupación era
que si se rompía el escape habría fuego en la carrocería y su carrera se
habría terminado. Entonces cambié el mapa motor para reducir al mínimo
la temperatura del escape. Perdió algo de rendimiento y por eso pusimos
el neumático duro, con la esperanza de que duraría más tiempo, pero el
equilibrio del auto no era tan bueno. Aún así pudo llegar al final",
explicó el director técnico de Red Bull. Y, lo más importante, ganar el
Mundial, el tercero consecutivo.